Por la compleja información los grupos son de máximo 8 participantes – técnicos, razón por la cual se abren dos grupos. El curso dura 3 tres días.
Lunes por la mañana. La semana anterior ya había preparado todo el material, revisado las especificaciones de cada mercado. También sabía que tenía como alumno a “Daniel El Insoportable”, un chico pelirrojo que siempre sabía todo mejor y que también solía hacer preguntas que no tenían nada que ver con el tema (con el riesgo de confundir a sus compañeros).
Me encuentro a mi supervisora que tiene a cargo el segundo grupo. Ella se encuentra indispuesta, por lo que le sugiero que juntemos los dos grupos llevando yo a cabo la capacitación.
Las primeras dos horas dedicadas a la presentación de cada uno y a la introducción al curso me revelan que en el grupo hay dos “Daniel El Insoportable” y que curiosamente están compartiendo mesa. En el receso observó su competencia de sobresalir.
Gracias a la presentación, sé cuales son las fortalezas de cada uno. En las horas antes de la comida, los dos hacen un esfuerzo inmenso por ser el centro de atención.
Al continuar en la tarde, dónde antes de comenzar con lo práctico, se explicaban varios temas, aproveché la oportunidad y a cada uno de los dos le pedí que nos platicara de su experiencia con ciertas herramientas en su mercado, que, aunque no todos las usaban, eran parte del temario del curso.
Al pedirle ayuda a los dos, al principio se sacaron de onda, compartieron su experiencia y después se tranquilizaron y contribuyeron en vez de competir.